martes, 2 de noviembre de 2010

Diners, los auténticos restaurantes americanos.

Al pensar en comida americana, lo primero que se le viene a uno a la cabeza son las típicas cadenas de restaurantes de comida rápida, más conocida como "comida basura".

Es cierto que este país está plagado de ellos, pero afortunadamente también existen otras opciones para degustar lo que sería la versión "clásica" o de toda la vida de algunos de esos platos, y eso es en los diners.

Cartel del New Holiday Diner, en Danbury. Un punto de interés gastronómico de la ciudad, a tener muy en cuenta. Ojo que abre las 24h.

Vista exterior del edificio. Podría ser más típico si estuviese cubierto de chapas metálicas y luces de neón... pero vamos... que el secreto está en la comida.


Un diner, originariamente, era un restaurante "prefabricado" (tipo o carricoche que vai polas feiras, a onde moita xente vai tomar o café), pero la cosa fue cambiando a lo largo del tiempo.

A decir verdad, estos establecimientos se caracterizan por el exquisito sabor de sus comidas, el ambiente -muy agradable- y alta calidad del servicio en general, elementos que poco tienen que ver con las multinacionales de la restauración; aquí te lo preparan todo al momento, si bien el precio es algo más elevado. Además, es curioso el hecho de que se puede pedir cualquier plato que figure en la carta a cualquier hora. Ejemplo: tortitas para cenar, hamburguesa con queso para desayunar, etc. Si está en la carta, está en el plato.

Al entrar en uno de ellos, se tiene la sensación de estar dentro de una película, puesto que el decorado es bastante estándar en esta clase de restaurantes. A ver si os resulta familiar...

Vista general del restaurante, con los botes de ketchup sobre la barra y las típicas mesas con sus bancos a ambos lados.

Detalle de una de las mesas más grandes, con el table jukebox en la pared. Por 25¢ de dólar podemos poner a sonar la canción que más nos guste de la lista que figura en el aparato (solía ser menos... pero la inflación es lo que tiene...).

Para terminar, hablaré de mi plato favorito a la hora de frecuentar estos establecimientos: la hamburguesa con queso, siempre acompañada de patatas fritas y refresco de cola (soda, como dicen los americanos).

Nótese que se pueden distinguir todos los componentes de la hamburguesa a simple vista, cosa que no siempre sucede en los fast food.

Es acabar de escribir esto y estar hambriento, así que me voy a comer algo. Por cierto, casi se me olvida... la tarta de queso... ¡la bordan! (A este paso tendré que pagar exceso de peso en el avión... y no por las maletas precisamente...).

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