jueves, 18 de noviembre de 2010

Cosas que sólo pasan en los Estados Unidos.

Determinadas situaciones solo se pueden vivir fuera del país de origen de cada uno. Trataré de explicar el porqué de la afirmación.

Hoy tuvimos una especie de acto formal en la universidad, relacionado con estudiar en el extranjero. Lo cierto es que no éramos muchos -pocos pero selectos-, y es que la experiencia de estudiar en un país diferente no parece atraer a muchos estudiantes en esta universidad. Dejando a un lado este hecho, la estructura de la reunión fue más bien clásica: americanos que hablan sobre sus experiencias en el extranjero y viceversa. Lo que me llamó la atención, por encima de todo, es que entre el público se encontraba el rector, una persona amigable y campechana que reconoció su error al no haber aprovechado la ocasión que se le había presentado en el pasado para realizar estudios fuera de los EE. UU. "Mr. President" no dudó en saludarnos personalmente y preguntarnos por nuestras respectivas nacionalidades.

Pero es que al salir de la reunión, nos acercamos hasta un local en el campus en que hay actuaciones gratuitas cada jueves. En él, los estudiantes de música -aquí considerada como estudio universitario-, teatro, o cualquier persona con algo que decir, van a compartir sus creaciones/aficiones -por ejemplo, interpretando canciones de artistas conocidos-. Lo curioso del tema fue encontrarse con uno de los vicerrectores cantando una canción, más bien lírica, en frente de un buen número de estudiantes de la universidad.

Recapitulemos: conocimos al rector (ese gran desconocido de la universidad española, que viaja en coche oficial y firma los títulos universitarios... ¡y ya!), estuvimos de cháchara con él... y vimos a un vicerrector cantando cual jilguero, como si se estuviese dando una ducha, delante del público. Vamos... en mi vida...

Para completar (de forma positiva) el surrealismo del día de hoy, en el mismo local de actuaciones, pudimos ver en vivo y en directo a Tony DeBlois, un músico estadounidense ciego y con el "síndrome del sabio" que toca 20 instrumentos y conoce de memoria alrededor de 8.000 canciones. Sencillamente, un prodigio.

Pues eso... que se puede decir que fue un día atípico... pero muy interesante a la vez.

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