domingo, 10 de octubre de 2010

Pumpkins!

Esta mañana hemos tenido la suerte de que Sarah (una amiga americana) y su madre nos hayan llevado a buscar uno de los objetos básico de cara a Halloween: una calabaza. Pasa un poco como en Navidad, cuando empezamos a ver turrón en los supermercados desde principios de noviembre...

Fuimos a Blue Jay Orchards, en Bethel, muy cerca de Danbury, y la verdad es que lo pasamos como niños.

Panel en la entrada de la finca.

El lugar en sí, es una especie de huerta biológica, donde uno puede ir a coger sus propias manzanas de los árboles (nota cultural: manda carallo ir pagar por apañar mazás... hai que importar este invento...) y demás productos de la tierra. Como la extensión de las fincas con árboles frutales es considerable, tuvimos que montarnos en el remolque de un tractor para que nos llevasen al campo de las calabazas.

La globalización ha llegado hasta tal extremo que uno se siente tan en casa en Connecticut como en Galicia.

Una vez allí, ya sólo queda elegir la que más nos guste, por su forma, peso, color, etc. Como anécdota destacar que hay un campo paralelo para los más pequeños (con calabazas de menor tamaño), ya que generalmente se empeñan en que quieren una tan grande como ellos... y obviamente no la dan ni levantado del suelo. Es divertidísimo verlos emperrados intentándolo y cayéndose de culo.

Campo de calabazas para "mayores". Algunas de ellas pueden ser realmente pesadas...

Como uno puede pensar, la gracia de las calabazas es vaciarlas y hacerles ojos, nariz y boca, pero como aquí piensan en todo, se pueden comprar los kits para "tunearlas" en la mismo sitio.

Por tan sólo $5,95 podemos tener este conjunto de accesorios para labrar nuestra calabaza. Pone que es más seguro que un cuchillo tradicional... pero por ser la primera vez creo que optaré por lo tradicional.

Para finalizar decir que en la tienda de esta explotación agrícola, también se pueden encontrar productos como sidra, dulces, toda clase de manzanas ya recolectadas, etc. Especialmente buenos están unos roscos llamados cider donuts, que tienen un cierto gusto a manzana (como es normal pensar) y que llevan por encima azúcar espolvoreado.

Un "donut de sidra", que sería la traducción literal de su nombre en inglés. No sé cómo lo consiguen, pero aquí todo la bollería está muy buena...

Como curiosidad decir que mi calabaza me costó $9, siendo el precio por libra de 59¢. Esto quiere decir que, así por lo alto, mi calabaza pesa unas 15,25 libras; es decir, unos 7 kilos (6,91). Estoy impaciente por ponerme a "tunearla" -será una de las protagonistas de mi entrada sobre Halloween-.

Muchísimas gracias Sarah y Ms. Petersen por adentrarnos un paso más en la cultura estadounidense.

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