sábado, 4 de diciembre de 2010

El coche (II).

Como ya apunté anteriormente, aquí el coche es algo omnipresente: si no tienes un vehículo a tu disposición lo tienes difícil para moverte. No es que allí no dependamos también del coche, ya que en los pequeños núcleos de población situados en zonas rurales su uso es vital, pero es que aquí, en una ciudad de 80.000 habitantes, se necesita tanto o más.

Las nuevas formas de comercio, con los gigantescos minoristas como Wal-Mart®, Target®, etc., hace que estos se sitúen donde el precio del suelo es más barato, debido a la superficie de sus locales y, ante la imposibilidad del pequeño comercio de competir en precios y/o variedad, uno necesita desplazarse distancias relativamente elevadas para ir a comprar cualquier cosa que necesite.

Además, hay que destacar que la gente aquí normalmente vive en casas, con una pequeña propiedad alrededor, por lo que las ciudades no crecen a lo alto, sino a lo ancho.

Por todo esto se puede pensar que el uso del automóvil es indispensable, claro que muchas veces también se abusa:

El buzón adaptado al coche.

¿A quién le apetece bajarse del coche a echar una carta si hace mucho frío/calor fuera? Por no hablar ya de hacer cola en la oficina postal. En un esfuerzo de moverse aún menos, he aquí la invención que pone fin a este problema.

Aproximarse, abrir la ventanilla... ¡y listo!

Conste en acta que por el otro lado también tiene la ranura para depositar una carta de la manera tradicional, solo faltaría estar echando una carta al correo y que nos arroyase un coche...

El cajero automático para usar desde el vehículo.

A pesar de la omnipresencia de cajeros automáticos en este país, pudiendo encontrarlos a veces dentro de restaurantes y tiendas de ultramarinos, la solución pasa siempre por otros medios: usando el coche.

Ir al banco aquí no implica buscar un sitio donde aparcar. Aunque si tardamos mucho con nuestras gestiones, a lo mejor en lugar de ponerse a suspirar, la persona que esté detrás de nosotros comienza a darle al claxon.

Hay que destacar que no sólo tenemos la opción de usar un cajero automático (ATM, como se conocen aquí), sino también de realizar gestiones con una persona al otro lado de la ventanilla -véase el carril izquierdo-, al más puro estilo de toda la vida.

Restaurantes "drive-thru".

Aunque también se ven en España (caso del McAuto®), aquí abundan mucho más. Resulta curioso comprobar como se cumple el estereotipo de los policías comprando donuts, encontrándose uno a veces tres coches-patrulla haciendo cola cuando se produce el cambio de turno.

Al hablar con la gente, mucha comenta que son especialmente útiles cuando uno se va al trabajo por la mañana y, para desayunar, para a comprar algo de camino, ganando tiempo al no tener que bajarse del coche.

Un cliente satisfecho saliendo de comprar donuts.

En definitiva, si bien todas estas facilidades están bien pensadas, su uso excesivo me parece perjudicial para la salud. Cuanto menos se hace, menos se quiere hacer.

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